Antes de emprender este viaje, no sabía muy bien lo que íbamos a encontrar. El Caribe no es un lugar muy visitado por mochileros, así que saliendo de los hoteles de lujo y las marinas de ricos barcos, es practicamente territorio desconocido para los viajeros.
La verdad, tenía algunas dudas sobre este viaje. Especialmente, sobre donde podríamos dormir sin tener que ir a un caro hotel o si íbamos a encontrar algún velero que nos diera algún pasaje.
Por eso, me imaginaba acampando en playas idílicas y recorriendo marinas en busca de veleros, comiendo frutas tropicales y bailando reggae al son de Bob Marley. Son pensamientos que te vienen a la cabeza antes de emprende un viaje como este, pensamientos lógicos. Lo bueno de viajar es que por mucho que pienses en lo que puedes encontrar, al final, el camino esta lleno de sorpresas increíbles y nunca sabes que te va a deparar el destino.
Lo que de verdad nunca jamás me pude imaginar, es que íbamos a poder vivir en un auténtico barco pirata!!
La visita a la francesa isla de Martinique fue una gran experiencia. Contactamos con un chico de couchsurfing y nos dijo que tenía un barco donde podríamos quedarnos. Vimos las fotos y parecía un barquito simpático, un pequeño velero. Pensamos que sería algo diferente pasar unos días con él y aceptamos.
Después de encontranos con él y tomar unas cervezas nos dice que tiene otra idea. -Chicos, y que tal si os quedais en el barco de un amigo que es un poco más grande y vais a estar más cómodos? Le decimos – sí, claro, no hay problema, donde tu quieras.
Conociendo a Victoria, la reina de los mares
Finalmente nos lleva al barco y ahí esta, impresionante y majestuosa: Un enorme barco pirata de nombre Victoria!! No podíamos creerlo. Es este nuestro nuevo alojamiento? Gracias couchsurfing!
Victoria es una réplica del mítico barco de Magallanes. Fue construida en la república checa y después de navegar por el río hasta el Atlántico, finalmente llegó al Caribe. El dueño permite a los viajeros quedarse en el barco sin pagar a cambio de cuidarlo un poco, así que hay gente que se ha quedado ahí por meses.
Vivir en un barco pirata es una experiencia muy interesante. Los camarotes son muy auténticos, con camas de madera, agua encharcada y algunas cucarachas por las paredes. El agua dulce es un bien muy preciado, ya que se recoge de la lluvia y se almacena en unos tanques. Por eso, contábamos con menos de un litro por persona para tomar una ducha.. Imagina! Puede ser un arte conseguir enjabonarte y aclararte con esa cantidad.
Después, teníamos un kayak para llegar hasta tierra firme; para ir a la playa o comprar comida, ya que Victoria esta anclada en una bahía. El lugar es muy bonito y esta lleno de otros veleros, principalmente «sea-gypsies» que han decidió pasar su vida en el mar.
A veces nadábamos a la otra parte de la bahía para visitar a Karol, que vivía justo en frente. Después, llegaban otros amigos de otros veleros y charlábamos todos juntos. En fin, era todo una comunidad de lobos de mar donde nos sentimos muy felices por unos días!
Gracias Karol por tu tiempo, por tus increibles historias y por presentarnos a Victoria. Nunca olvidaré que por más de una semana, vivimos en un barco pirata.
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Hola, soy Miguel; Un viajero adicto a la aventura, el buceo y la montaña. Llevo 12 años recorriendo el mundo y espero inspirarte a viajar con historias fascinantes, fotografías y rutas de montaña.
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